Por: Miguel Angelino Toriz

Este 11 de septiembre llegó a cines Autos, Mota y Rocanrol, un nuevo clásico contemporáneo del cine mexicano que se siente como haber encontrado un archivo perdido, una cápsula del tiempo que revive la historia del legendario festival de Avándaro, mejor conocido como el Woodstock mexicano.
La cinta, dirigida por Manuel Cravioto, se inspira en los hechos reales del Festival Rock y Ruedas de Avándaro, realizado el 11 y 12 de septiembre de 1971. Tomando algunas libertades creativas y bajo el formato de falso documental, Cravioto narra lo ocurrido detrás de este evento a través de la mirada de sus organizadores: Justino Compeán (interpretado por Emiliano Zurita) y Eduardo “El Negro” López Negrete (Alejandro Speitzer), quienes se convierten en los protagonistas de esta historia sucedió exactamente hace 54 años.
Lo que hace única a esta película dentro del panorama actual del cine nacional es su identidad estética y narrativa. La historia se desarrolla en un orden cronológico en formato de falso documental, combinando la ficción con material de archivo real proporcionado por la Filmoteca de la UNAM. Además, fue rodada en celuloide de 16 mm y Súper 8, lo que refuerza la atmósfera setentera y mantiene viva la energía de la época. El resultado es una comedia satírica donde la frontera entre lo real y lo ficticio se difumina de manera brillante.
Inspirada en hechos reales: el Festival de Avándaro
Gran parte de ese archivo permaneció oculto o fue dado por perdido, ya que en su momento el gobierno lo utilizó como evidencia contra los organizadores, argumentando que el festival promovía actos “inmorales”. Y es que, tal como muestra la película, el caos fue inevitable: la falta de organización y seguridad generó una serie de incidentes que marcaron la historia de los eventos masivos en México.
Cravioto no es ajeno a los relatos históricos. Previamente dirigió Olimpia (2018), donde exploró el movimiento estudiantil del 68 a través de la mirada de unos jóvenes, y también ha experimentado con el formato de falso documental en proyectos recientes como Entra en mi vida (2024) y distintos documentales musicales.

Autos, Mota y Rocanrol sigue a Justino Compeán (sí, el mismo que años después sería presidente de la FEMEXFUT) y a su socio Eduardo López Negrete “El Negro”, dos amigos desde la universidad que deciden emprender un proyecto ambicioso. "El Negro" con su gran pasión por los autos tenia el objetivo de revivir la disciplina del automovilismo con una gran carrera, que seria transmitida en vivo.
Sin embargo el camino no sería tan fácil como creyeron al inicio, así que tuvieron que hacer modificaciones al plan original y comenzaron a invitar bandas que tocarían durante el evento. Así, lo que comenzó como una carrera de autos terminó convirtiéndose en el primer gran festival de rock en México.

Humor, sátira y homenaje al rock mexicano
El filme se convierte entonces en un recorrido lleno de humor, sátira y referencias musicales. Si creciste en los 2000 o antes, reconocerás varios nombres de figuras publicas y artistas que marcaron una época: Los Dug Dug’s, Tequila, Peace and Love, El Ritual y Three Souls in My Mind, considerados pilares del rock nacional. La película funciona tanto como una parodia divertida, como un homenaje a esas agrupaciones que dieron identidad a una generación.
Más allá de la música, la película es también un tributo a todos los que hacen posible los eventos masivos. Avándaro se convirtió en el primer antecedente de lo que hoy conocemos como festivales, y gracias a esa experiencia —con sus aciertos y errores— se definieron muchas de las bases de la organización de conciertos en México.
El “Woodstock mexicano”
El festival de Avándaro fue un punto de inflexión para la contracultura juvenil de los 70. Reunió a miles de personas en un evento sin precedentes en el país, y aunque por mucho tiempo fue estigmatizado y silenciado por el oficialismo, con los años adquirió un estatus mítico. Se habla de hasta 300,000 asistentes, quedaron las icónicas fotografías de Graciela Iturbide y Pedro Meyer, las versiones alarmistas de la prensa y los relatos de quienes aseguran haber estado ahí, sin olvidar la leyenda de los rollos perdidos en los archivos de Televisa.
Autos, Mota y Rocanrol llega como una joya cinematográfica inesperada, diferente a lo que suele ofrecer el cine mexicano actual. Es irreverente, divertida, arriesgada y con un estilo que mezcla nostalgia, sátira y homenaje. Eso sí, conviene revisar la clasificación antes de verla en familia por su contenido explícito y lenguaje, pero sin duda es una experiencia que vale la pena vivir en pantalla grande. Llega a cines este 11 de septiembre siendo una producción nacional realizada por Pirexia Films con un elenco que además incluye a Juan Pablo de Santiago, Ianis Guerrero, Luis Curiel y Enrique Arrizon,
Si buscas una película que te transporte a la contracultura de los 70, con humor, sátira y música legendaria, Autos, Mota y Rocanrol es una opción imperdible. Una producción que rescata la memoria de Avándaro y la acerca a nuevas generaciones con un estilo fresco y único.

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